Uno de los peores enemigos de los inmuebles son las filtraciones; el agua, aunque es un líquido vital para el ser humano, es un elemento sumamente dañino para las edificaciones; así que es vital realizar labores de impermeabilización y estanqueidad para prevenir este problema.
El agua puede dañar con gran facilidad los acabados de techos, paredes y pisos; puede destruir tus muebles y además crear un ambiente tóxico para los que habitan la estructura debido a la molestia presencia de moho y/o goteras.
Realizar labores de impermeabilización y estanqueidad dentro de los tiempos regulares de mantenimiento además de darle seguridad y mayor durabilidad a la edificación le dará mayor valor a la propiedad.
¿Qué es un impermeabilizado?
Este es un procedimiento que se realiza para evitar que el agua penetre a través de los elementos del inmueble, lo cual se logra con la aplicación de un aislante o impermeabilizante.
La impermeabilización y estanqueidad prolonga la vida de la edificación.
En pro de mantener la integridad de la estructura el trabajo de impermeabilización y estanqueidad se debe realizar, en lo posible, desde el proceso constructivo.
El impermeabilizado se puede realizar por dentro o por fuera de la estructura. Dependiendo el uso del inmueble se debe escoger el grado de protección de la misma el cual puede ser más o menos intenso según el caso.
Entre los materiales que se pueden utilizar para realizar una buena impermeabilización se encuentran: la tela asfáltica, el poliuretano, láminas bituminosas, caucho clorado y láminas EPDM (elastómero de polietileno propileno monómero).
Aunque es un proceso sencillo de realizar muchas veces amerita contratar a un profesional, debido a que puede ser necesario realizar de forma preliminar algún trabajo de curado o reparación en la estructura.
Las ventajas de realizar una buena impermeabilización radica principalmente en dos aspectos: la estética y seguridad de la estructura; y el ambiente saludable para las personas que la utilizan.
La impermeabilización debe realizarse cada cierto tiempo. No se debe limitar solo al inicio de la construcción.
Los impermeabilizantes tienen una vida útil, dependiendo el grado de exposición y el uso de la edificación, es necesario realizar inspecciones periódicas de revisión para corroborar el estado de la impermeabilización y si es necesario o no renovarla. Generalmente, el tiempo prudencial para hacer una impermeabilización y estanqueidad debe ser de 3 a 5 años. Exceder este tiempo implica correr el riesgo de que haya filtraciones y daños mayores.